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Prueba Toyota Proace Active 2.0D 128

Toyota Proace Active 2.0D 128 Toyota Proace Active 2.0D 128 Pruebas

Toyota se ha buscado un perfecto aliado con los fabricantes franceses Citroën y Peugeot (PSA) para intentar reflotar su posición en el mercado de vehículos comerciales medios con un producto conocido que a pesar de sus años presenta unos sólidos argumentos. La respuesta es el nuevo Proace.

En este caso, podríamos aplicar el dicho, bien entendido eso sí, de "si no puede con tu enemigo, únete a él" para entender el acuerdo al que el fabricante japonés ha llegado con sus congéneres franceses.

Y es que tras el fallido experimento de Toyota en nuestro país con el furgón Hiace o el chasis cabina Dyna, un "monstruo" como es la marca nipona, el mayor productor mundial de vehículos en el último año por delante de General Motors y el grupo Volkswagen, no podía volver a dar un palo de ciego.

Toyota proace Active

Por eso ha ido a lo seguro, y lo seguro es contar para esta nueva aventura con unos socios con una dilatada experiencia en el segmento de los vehículos comerciales y que en la mayoría de los mercados en los que se ha establecido han sido una de las referencias en el sector del transporte profesional.

Cierto es en cualquier caso, que el Proace (Citroën Jumpy/Peugeot Expert) es un producto veterano que tiene fecha de caducidad, pero al que aún le quedan dos años en el mercado para poder hacerse un hueco.

En este sentido, el acuerdo contempla únicamente la "cesión" de unidades en configuración furgón, tanto de una fila de asientos como de dos, ya que Toyota venderá una unidad para hasta seis pasajeros con mampara separadora fija tras la segunda fila denominada Crew Cab.

Para las versiones de pasajeros tipo monovolumen y más equipadas habrá que esperar al nuevo Proace, que estará listo para 2016, y en cuyo desarrollo están trabajando en la actualidad Toyota y sus socios de PSA.

Formato conocido

Con todo, las variantes furgón que incluye la nueva gama Proace se articulan a partir de dos longitudes, de 4.805 y 5.135 milímetros, y el mismo número de alturas, de 1.980 y 2.290 milímetros. Si a ello le sumamos las dos configuraciones internas aludidas y los tres motores diferentes, Toyota llega hasta las 23 versiones disponibles.

En esta ocasión contábamos con una unidad de paso corto y techo bajo, con un volumen efectivo de 5 m3 y 1.100 kilos de carga útil. En este sentido, la zona de carga presentaba unas medidas de 2.254 milímetros de largo por 1.600 milímetros de ancho (1.245 milímetros entre los pasos de rueda) y una altura de 1.449 milímetros.

A nivel mecánico, teníamos entre manos un Proace equipada con el motor diesel intermedio, es decir, un Euro 5 de dos litros de cilindrada con una potencia declarada de 128 CV y 320 Nm de par que incluía una caja de cambios manual de seis relaciones.

Comentar al respecto que el modelo japonés también está disponible con un propulsor de 1,6 litros de capacidad, 90 CV y un par de 180 Nm el cual asocia un cambio manual de 5 marchas, mientras que el bloque más enérgico parte, al igual que el intermedio, de un bloque de dos litros y alcanza 163 CV de potencia y 340 Nm de par. Entre el equipamiento que incluye este último, se encuentra una transmisión automática de 6 velocidades, si bien de serie apuesta por una manual de idéntico número de marchas.

"Casi" idénticas

Y decimos casi, porque alguna diferencia hay entre el Proace y sus consanguíneos franceses. Eso sí, se limitan al logo de la parrilla frontal del vehículo y al diseño de ésta, porque todo lo demás, salvo el nombre y otra vez el logo de la marca de la zaga, es idéntico.

Interior del Toyota proace Active

Lo mismo podemos decir del interior, un clon de los otros dos modelos. Unicamente el símbolo de Toyota en el volante nos advierte de que estamos ante el vehículo japonés. En este caso se nota el paso de los años tanto en el diseño como en los materiales utilizados para conformar el interior, que resultan duros al tacto. En cualquier caso, y a pesar de ello, la terminación es más que notable, y salvo el mando del control de velocidad de crucero, ubicado en la columna de la dirección, lo que dificulta un tanto su manejo, el resto de dispositivos están ubicados en el lugar justo.

Además, hay varios huecos para dejar objetos, incluida la bandeja superior por encima del parabrisas. También resulta bastante práctica la mesa abatible que esconde el respaldo izquierdo del asiento doble del pasajero, una plaza por otro lado que si bien de ancho resulta suficiente para ubicar a un adulto, no podemos decir lo mismo del espacio para la pierna izquierda, en tanto que choca con el saliente del salpicadero en el que se emplaza la palanca del cambio.

Toyota Proace Active

Excelente motor

Lo que sí nos sorprendió fue su propulsor, pues los 128 CV que entregaba realmente dan para mucho, garantizando un gran empuje en todo momento y unas prestaciones fuera de toda duda.

Con todo, su rendimiento es realmente bueno en todo tipo de escenarios, ya circulemos por ciudad, por carreteras secundarias o por vías de ala capacidad. Para empezar, se trata de un propulsor muy progresivo en su respuesta, y aunque su máximo par no se alcance hasta las 2.000 vueltas, a partir de aquí su fuerza se deja notar en mayor grado. Un caudal de energía que se mantiene bastante constante hasta un alto régimen de vueltas, garantizando de este modo una gran agilidad en cualquier terreno. Un cambio rápido de reacciones –aunque ligeramente áspero al tacto- contribuye a que el motor siempre marche a máximo rendimiento incluso cuando hay que hacer cambios continuados, por ejemplo, al abordar pistas que así lo precisan, como puedan ser aquellas que presentan perfiles con continuos vaivenes.

En autopistas y autovías el Proace es capaz de mantener altas velocidades de crucero si apenas esfuerzo y sin que la mecánica apenas se resienta. Y ello sin que se note una excesiva sonoridad en el interior del habitáculo, como pudimos comprobar circulando a 120 km/h con la marcha más alta y a 2.450 rpm. Cierto es que esta percepción sería incluso mejor si la caja de carga tuviera algún tipo de revestimiento.

En cuanto al consumo, en ningún caso se dispara, y en ningún caso supera los 8 litros de media, siempre que llevemos una conducción "coherente". Un gasto que incluso podría ser más reducido si montase el sistema Start & Stop, opción que no está disponible en el modelo japonés.

Toyota Proace Active

En cuanto a la calidad de rodadura, no podemos tener queja en este sentido, más bien todo lo contrario, en tanto que su comportamiento es realmente bueno en todo tipo de terreno, no resultando nada nervioso en ningún caso. Destacar unas suspensiones con un reglaje justo para que no se filtren en demasía las típicas asperezas del asfalto al interior y un deslizamiento de la carrocería en el paso por curva apenas apreciable, ni del tren delantero ni del trasero.

Mencionar asimismo que el Proace es un furgón realmente seguro en su devenir, cualidad que se potencia gracias al sistema Toyota Traction Select, por el que dependiendo del agarre ante condiciones adversas cambiantes (nieve, barro, lluvia, etc.), podemos seleccionar mediante una rueda giratoria situada en el salpicadero, a la izquierda del volante, el sistema de tracción que mejor se adapte a la circunstancia en cuestión. 

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Saúl Camero

Periodista con 18 años de experiencia en el sector el motor, es especialista en vehículos comerciales y todo lo relacionado con el mundo “furgonetero”: pruebas, contactos, comparativas, técnica, etc.

También cuenta con un amplio bagaje en el sector del transporte profesional y el asociacionismo como redactor de las revistas Transporte Profesional y Truck.

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