Y es que el modelo francés ya llevaba bastantes años en el mercado con el formato anterior sin apenas actualizaciones, con lo que teniendo en cuenta que los hábitos y las necesidades de los profesionales del transporte han cambiado en los últimos tiempos, la llegada de una nueva generación era obligada.

Además, el hecho de que desde el pasado 1 de septiembre los vehículos comerciales deben cumplir con la normativa Euro 6 sobre gases contaminantes, todavía hacía más indispensable el desarrollo de un nuevo modelo.

Como ya conocen nuestros lectores, el cambio ha sido radical en todos los sentidos; nuevo diseño, motores inéditos, soluciones tecnológicas novedosas y equipamiento funcional de primer nivel hacen de la Jumpy uno de los furgones medios del momento.

 Una Jumpy muy atractiva

Por lo que respecta a su figura, no podemos negar que el comercial francés resulta muy atractivo y sigue las líneas de varios modelos de la marca del doble chevron, sobre todo en lo que respecta a su frontal. En este sentido, la posición alta de los faros tiene su lógica en el hecho de salvaguardarlos de posibles golpes.

A nivel interno, la realidad nos deja ver un habitáculo perfectamente resuelto con una calidad de realización muy alta y muy superior al modelo al que sustituye, hasta el punto de que en ningún caso parece tratarse de una furgoneta.

Con una delineación muy sugerente, destaca por la ubicación en un plano superior del salpicadero y por la inclusión de detalles cromados para darle un toque elegante al conjunto. Así, por ejemplo, tanto la consola central como los relojes del cuadro de mandos están ribeteados con esta terminación.

Además, todos los dispositivos de control están muy a mano, mientras que por el habitáculo se localizan varios huecos portaobjetos para poder mantener el orden en el interior. Especial relevancia tiene el cofre bajo el asiento del pasajero, que nos permite tener ocultas nuestras pertenencias convenientemente. Eso sí, la plaza central resulta algo estrecha para una persona corpulenta, aunque suficiente si no se hace uso de ella por grandes kilometrajes.

Soluciones para la carga

Por lo que respecta a la zona de carga, partimos de una variante “Talla M” de 3.275 milímetros de batalla para una longitud máxima de 4.959 milímetros, lo que da como resultado un compartimento posterior 2.512 milímetros de longitud, por 1.636 milímetros de anchura (1.258 milímetros entre los pasos de rueda) y 1.397 milímetros de altura, para un volumen interno de 5,3m3.

Pero lo excepcional de esta unidad es que nos podemos beneficiar de la solución Moduwork para incrementar estas cotas. Así, plegando hacia arriba el asiento del lado derecho y abriendo la trampilla situada en la parte baja del lado derecho de la mampara, queda un espacio libre de 1,16 metros de largo que se suma a los más de dos metros y medio de la zona de carga aludidos, dado lugar a una longitud máxima de nada menos que 3,67 metros, lo que nos servirá para poder cargar objetos como escaleras extensibles. Además, en este caso, la capacidad interna llega a los 5,8 m3. Y todo ello, con una carga útil superior a los 1.400 kilos.

Por su parte, plegando el respaldo central hacia adelante, queda libre una práctica mesa con una banda antiadherente que nos permite sujetar nuestro ordenador portátil o Tablet.

Motor muy interesante

Para nuestra prueba dispusimos de una Jumpy con el motor BlueHDi de 122 CV y 340 Nm de par máximo, una bancada de dos litros de cilindrada que también está disponible con 150 CV y 370 Nm de par. Señalar que por debajo de este propulsor Citroën cuenta con un bloque de 1,6 litros de capacidad para potencias declaradas de 95 y 115 CV, y 210 y 300 Nm de par.

En este caso, la unidad que contábamos entre manos asociaba una caja de cambios manual de seis marchas que transmite la fuerza del motor al asfalto a través del eje delantero.       

Señalar, además, que para cumplir con la normativa Euro 6 de gases contaminante, recurre a la reducción catalítica selectiva (SCR) y al AdBlue, que se almacena en un depósito de 22,5 litros para una autonomía de 15.000 kilómetros.

En marcha –decir que la posición de cara a la marcha es bastante buena, si bien echamos algo en falta una mayor visibilidad lateral, al ser el espejo retrovisor algo pequeño-, destacar que su puesta en escena no es precisamente majestuosa, ya que no es hasta las 2.000 vueltas cuando apreciamos un mayor empuje, sí bien tampoco podemos decir que se trate de un motor perezoso, pues a partir del régimen señalado muestra un carácter bastante contundente.

A ello, hay que sumarle la respuesta del cambio, muy rápida, con lo que no tendremos problemas en ganar velocidad con celeridad. Sólo hay que echar un vistazo a los registros alcanzados en nuestras mediciones habituales para tener claro de lo que es capaz de ofrecer esta Jumpy.

Con todo, circular por carreteras de gran capacidad a ritmos vivos (recordemos, en cualquier caso, que la velocidad máxima legal en autovía/autopista para este tipo de vehículo es de 90 km/h) no representa ninguna dificultad, incluso con varios cientos de kilos “sobre nuestras espaldas”.

Lo mejor de todo ello es que el consumo de combustible apenas llega a los 7 litros de media, siempre que nos mantengamos en las 2.000 vueltas y vayamos con la sexta velocidad engranada.

En recorridos en los que realizamos numerosos cambios de ritmo, tanto por el hecho de enlazar curvas de forma continuada como por tener que afrontar desniveles, el gasto también es bastante contenido (poco más de 6 litros a los 100 km), teniendo en cuenta que podremos transitar con marchas largas siempre que nos mantengamos por encima de las 1.800 rpm.

Además, el comportamiento de la Jumpy en estas circunstancias no resulta nada nervioso, y gracias a una dirección muy directa (de accionamiento eléctrico) y a un tarado de las suspensiones muy afinado, los pasos con curva se hacen con total naturalidad, sin deslizamientos muy acusados de la carrocería para tratarse de un vehículo de su tamaño.

En este sentido, cobra especial significación los muelles de dureza variable que incorpora, además de la amortiguación variable en función de la carga, que asegura un perfecto devenir incluso a plena carga. Un confort de marcha en el que tiene mucho que ver asimismo el buen aislamiento acústico de la cabina.

En ciudad, también su “actitud” es bastante buena. El hecho de contar con un voladizo delantero corto (881 milímetros) y un diámetro entre bordillos aceptable (11,3 metros) nos permite callejear sin el menor problema y sin tener maniobrar más de lo normal.

Por lo demás, el equipamiento de la Jumpy es más que notable, pues ya sea de serie o como opción, está disponible los controles de tracción y estabilidad, active safety break, control de ángulo muerto, alerta de riesgo de colisión, aviso de cambio involuntario de carril, Grip Control, puertas laterales eléctricas o sistema multimedia Citroën Connect Van con pantalla táctil de 7” y cámara de visión trasera.   

Ficha técnica

 Equipamiento (elementos principales y opciones)

PVP (Impuestos y promoción de la marca incluidos): 21.415 €

ACELERACIONES (con 300 kilos)

 RECUPERACIONES (con 300 kilos)

CONSUMOS