Es por ello que las gomas siempre tienen que estar en buen estado, debiendo hacer un mantenimiento de las mismas de una forma más continuada que habitualmente.
La presión de los neumáticos resulta fundamental para llevar una marcha segura. Si es muy elevada, la vida útil del los mismos se acorta, mientras que si es muy baja, las gomas se sobrecalientan, consumen más combustible y se gastan antes. Y si bien hay que llevar siempre la presión que recomienda el fabricante, en invierno es aconsejable que sea un poco más alta debido a que las bajas temperaturas deshinchan los neumáticos más fácilmente.
La profundidad de la banda de los neumáticos tiene que ser superior a los 1,6 milímetros que marca la ley, aunque de cara a garantizar la adherencia y mejorar la distancia de frenado (y con más razón en los vehículos comerciales), en invierno es recomendable que dicha profundidad sea de, al menos, 3 milímetros.
Es conveniente, en esta estación del año, llevar siempre cadenas, a pesar de no ser obligatorias tenerlas en el vehículo, ya que en caso de emergencia garantizarán el agarre de los neumáticos evitando que la furgoneta patine.
Al igual que hay neumáticos de invierno y verano, también los hay para las cuatro estaciones, combinando lo mejor de ambos. De cara a la época más fría pueden ser una buena opción ya que destacan por su agarre al pavimento, gracias a que su goma aporta adherencia en condiciones difíciles, como humedad o hielo. Su uso está indicado para zonas con temperaturas hasta 40 grados en verano y 20 grados bajo cero en invierno.
Fuente: Arval