Se trataba de un modelo bastante funcional para la época, en tanto que los usuarios podían personalizar el chasis con un área abierta de carga que permitía transportar desde correo postal a combustible. Se lanzó primero en Estados Unidos, si bien muchas unidades fueron fabricadas en Manchester (Reino Unido).
El Modelo TT era más largo y robusto que el Ford T (el primer “turismo” de la marca), con un habitáculo en el que cabían un conductor y un pasajero. El motor se arrancaba con una manivela en el frontal del coche. Los clientes podían elegir neumáticos traseros modernos, con cámara de aire, en vez de los de caucho sólido.
Con motivo de este aniversario, Hans Schep, gerente de Vehículos Comerciales de Ford Europa, ha declarado que “es alucinante que, pese a que los vehículos comerciales de la actualidad están a millones de kilómetros del Modelo TT en algunos aspectos, siguen llevando a cabo fundamentalmente el mismo trabajo para el que fueron diseñados hace 100 años, ofrecer una manera flexible de que los negocios se puedan mover”.