Según las estimaciones de ANFAC, de no haber políticas activas para renovar el parque, en el año 2026 circularán por España más de 4 millones de vehículos con una edad superior a los 20 años, con todo lo que ello implica desde el punto de vista de la seguridad vial y del medioambiente: más emisiones y una mayor accidentalidad.
Es por ello que Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de ANFAC, ha señalado que “la renovación del parque debe ser entendida como una herramienta fundamental de la gestión inteligente de la movilidad sostenible, eficiente y segura: de nada sirve que la tecnología evolucione si la dejamos de lado y no permitimos que forme parte de las soluciones. El binomio regulación-tecnología debe ser un pilar esencial para hacer frente al gran reto de la movilidad”.
Hoy todos los automóviles a la venta tienen como equipamiento de seguridad de serie sistemas como el antibloqueo de frenos (ABS), los controles de tracción y estabilidad o luces diurnas, entre otros elementos. Sin embargo, los vehículos con mayor antigüedad carecen de la mayoría de estos sistemas que, según está demostrado, reducen el número de accidentes y sus consecuencias en carretera.
Esto se corrobora con los últimos datos sobre siniestralidad vial en España facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT). Así, en el año 2017, la edad media de las furgonetas implicadas en un accidente mortal de fue 12,8 años.
Por otro lado, a mayor antigüedad de un vehículo, más emisiones producen. La tecnología que en la actualidad incorporan los vehículos de bajas emisiones Euro 6 favorece la reducción de gases de efecto invernadero (CO2) y de emisiones contaminantes (NOx, CO y partículas), contrarrestando las consecuencias medioambientales más negativas asociadas al transporte. Un vehículo actual emite un tercio menos de CO2 y un 85% menos de NOx que uno de hace sólo 10 años.
Como ejemplo, basta decir que en Madrid hay 400.000 vehículos diésel de más de 15 años. Si éstos se sustituyeran por modernos diésel de bajas emisiones Euro 6, el impacto logrado en la reducción de óxidos de nitrógeno (NOx) equivaldría a retirar 2,6 millones de vehículos de la ciudad.