Este descenso de la producción se debe a la entrada en vigor del nuevo protocolo de medición de emisiones de CO2, WLTP y partículas RDE, que ha tenido un doble efecto negativo. Así, por un lado, la necesidad de homologar los vehículos bajo la nueva normativa ha producido retrasos de consideración en las cadenas de suministro de las diferentes plantas de producción. Por otra parte, el adelanto de la demanda en los meses de verano, que ha sido generalizado en toda Europa.
Eso sí, en el acumulado del año las cifras no son tan negativas, ya que la producción de vehículos comerciales se ha incrementado un 4,09% en el caso de las furgonetas ligeras y un 1,51% en el de las pesadas.
En cuanto a la exportación, también ha disminuido en septiembre de forma importante, concretamente un 46% en el caso de los comerciales ligeros y un 14,43% en el de los grandes furgones. En los nueve primeros meses del año 2018, por su parte, de las plantas españolas salieron 170.000 furgonetas de menor tamaño (-1,73%) y 108.075 furgones (+1,84%).