Y es que, a partir de la segunda semana de mayo, los conductores solo podrán ir a 20 kilómetros por hora en vías que tengan única calzada, a 30 en las de un solo carril por sentido de circulación, dejando el límite hasta ahora habitual de 50 kilómetros por hora a aquellas con dos o más carriles.
Muy costoso
Pero no solo el embrague, la conducción a menor velocidad por los entornos urbanos provocará que se revolucione menos el motor, lo cual hace que las partículas contaminantes se acumulen en el sistema de escape, especialmente en el filtro de partículas, pudiendo llegar a dañarlo.
En este último caso, y para evitar una avería de, como mínimo, 600 euros se pueden realizar labores de mantenimiento como la descarbonización del motor. También es recomendable salir a carretera y poder usar así marchas más largas.
Los nuevos y más bajos límites de velocidad en espacios urbanos aprobados por la DGT tienen por objetivo reducir la siniestralidad en nuestro país. No obstante, esta medida, que reducirá a la mitad el ruido ambiental, tendrá un efecto medioambiental negativo, ya que las marchas más bajas contaminan bastante más que las largas a bajas revoluciones.
El consumo puede ser de alrededor de un 10% menor si va en cuarta marcha en vez de en tercera, tratando de mantener la velocidad lo más uniformemente posible.