Así, los responsables del Grupo PSA prepararon una serie de unidades en diferentes configuraciones de ambos modelos para que la prensa especializada pudiera elegir el modelo que más se ajustara a sus pretensiones.
En nuestro caso concreto, probamos en un primer momento un Partner furgón convenientemente cargado con motor BlueHDi de 130 CV y caja de cambios manual de 6 velocidades.
Antes de comenzar nuestra ruta, lo primero que advertimos es lo atractivo de su diseño, tanto exterior como interior. El habitáculo destaca especialmente por el Peugeot i-Cockpit ya característicos de todos los vehículos de la marca francesa, el cual destaca por la instrumentación elevada, en un plano superior, situada en el campo de visión del conductor, lo que facilita la lectura de la información que nos proporciona el vehículo durante la marcha.
Además, el volante (multifunción), presenta dos zonas planas que garantizan un mejor agarre y manejo durante todo tipo de maniobras.
Por último, la pantalla táctil capacitiva de 8”, ubicada en el centro del salpicadero y orientada hacia el conductor, es muy intuitiva en su manejo y desde la misma se controlar funciones como la navegación, el teléfono y distintos parámetros de vehículo.
A destacar, ya en la zona de carga, que los nuevos modelos cuentan con un indicador de sobrecarga, una tecnología por la que una vez arrancamos el vehículo se realiza automáticamente la medición del peso. En parado también puede hacerse desde la misma zona de carga mediante un mando especializado situado en la pared lateral.
Si se supera el 90% de la carga total del vehículo, una luz LED blanca se enciende en el mando, mientras que, si se supera el límite de carga autorizado, se completa con una alerta visual en el salpicadero.
Con todo ya bajo control, nos dispusimos a comenzar el trayecto con nuestro Partner de 130 CV, un motor que además entrega 300 Nm de par máximo, y lo hace desde un régimen más que correcto, aproximadamente a las 1.750 rpm, lo que garantiza una puesta en escena a plena carga con total garantías.
Luego, el cambio hace el resto, y podemos ganar agilidad y alcanzar una velocidad de crucero legal en pocos segundos. Así, en sexta, a 90 km/h el cuentavueltas anuncia una más que interesantes 1.750 revoluciones y sin que el propulsor decaiga en su impulso.
Por otro lado, se ha hecho un buen trabajo en la insonorización, mientras que a nivel de comportamiento el vehículo se muestra muy seguro en su proceder, sin desviaciones de la trayectoria marcada, lo que habla muy bien de un esquema de suspensiones perfectamente calibrado. A ello también contribuye una dirección realmente directa que guía perfectamente a la furgoneta.
En el caso del Citroën Berlingo, señalar que nos decantamos por una unidad con el mismo motor pero con el cambio automático EAT8 de ocho relaciones. En sí, los vehículos son idénticos salvo por pequeños detalles de terminación. Por lo que respecta a la transmisión propiamente dicha, sobresale por su rapidez de reacciones y por su perfecta sincronización con la mecánica, que hace que en cualquier circunstancia marchemos al régimen idóneo sin ir forzados, lo que además es una buena noticia para el consumo, que ya tendremos ocasión medir en su justa medida cuanto dispongamos de unidades de prueba en nuestro país.
Por lo demás, ambos modelos incluyen todo tipo de ayudas a la conducción, como grip control, freno de estacionamiento eléctrico, reguladores de velocidad adaptativo con función stop, head up display, alerta activa de cambio involuntario de carril, control de estabilidad de remolque, sistema de vigilancia de ángulo muerto, etc.
A destacar especialmente el sistema de ayuda al estacionamiento Surround Rear Vision que permite visionar en una pantalla situada en el lugar del retrovisor central diversos ángulos alrededor del vehículo. Así, mediante dos cámaras, una situada en el pie del retrovisor lateral del pasajero y otra en el marco superior de las puertas traseras de doble hoja, podremos tener una visión del lateral del lado derecho que evita el ángulo muerto, una vista trasera de vigilancia remota del entorno del vehículo y una marcha atrás que hace más sencillas las maniobras de aproximación.