Como muestra, sólo el 16% de las compañías tienen intención de sumar estos vehículos a su flota en 2020, frente al 25% del año pasado, según la última edición del Observatorio del Vehículo de Empresa (CVO) promovido por Arval, compañía de movilidad de BNP Paribas.
De esta forma, el estudio –realizado entre casi 4.000 gestores de flotas de pymes y grandes empresas de trece países - muestra cómo, aunque la movilidad eléctrica y fórmulas que la ponen en valor como el carsharing (alquiler por horas) han ganado popularidad, todavía necesitan recorrido para ser una solución consolidada en el mundo corporativo.
Y es que más allá de las barreras tradicionales relacionadas con los puntos de recarga, la autonomía o el alto precio de compra, el CVO recoge cómo el posicionamiento actual de impulso a las energías alternativas no refleja la opinión de la empresa en la manera de hacerlo más eficiente ante la falta de una estrategia continuada de impulso al eléctrico.
Las dudas generadas en torno a la continuidad del Plan Movea, que estará en vigor hasta mediados de octubre, ponen de manifiesto que la empresa no entiende de incentivos puntuales para dar el salto a otra energía. Esta circunstancia explica que las compañías españolas con enchufables en su flota se hayan reducido de un 10% a un 6% en el último año.