Un sistema que, tal y como asegura Gerhard Steiger, presidente de la división Bosch Chassis Systems Control de Bosch “salva vidas”. Una afirmación que viene avalada por un estudio de investigación que asegura que en 2011 el ESP evitó más de 33.000 accidentes con lesiones y salvó más de 1.000 vidas en los Estados miembros de la UE (entonces 25 países), a pesar de que este sistema sólo se montaba de serie en el 40% del parque de vehículos. Desde que fue introducido en 1995, el ESP ha evitado alrededor de 190.000 accidentes y salvado más de 6.000 vidas en Europa.
Tras el cinturón de seguridad, el ESP está considerado como el sistema de seguridad más importante en los vehículos. Estudios independientes afirman que hasta el 80% de los accidentes producidos por derrape se podrían evitar si todos los vehículos estuvieran equipados con este sistema de seguridad activa.
Las maniobras de esquiva en carreteras secas, mojadas, embarradas, o resbaladizas derivan a menudo en graves accidentes de tráfico. Gracias a la utuilización de unos sensores, el ESP es capaz de comparar 25 veces por segundo si la trazada del coche coincide con la dirección lógica marcada con el volante. Si no es así, el sistema interviene y reduce primero el par motor, para, si no es suficiente, actuar sobre los frenos de cada rueda de forma individual, generando la contrafuerza necesaria para mantener al vehículo en la dirección correcta.
Pero el ESP es mucho más que un sistema anti-derrape. Una serie de funciones de valor añadido representan actualmente la mayor parte de su rendimiento, incluyendo su capacidad para evitar que un vehículo se desplace hacia atrás en los arranques en pendiente al soltar el freno. También es capaz de estabilizar los remolques en los giros y reducir el riesgo del llamado “efecto tijera” en los vehículos con caravana y corregir los efectos de desequilibrio producidos por del desplazamiento de la carga en los vehículos comerciales ligeros.