Las furgonetas, por sus especiales características (mayor volumen de la carrocería, centro de gravedad más alto, inercias laterales más acusadas en los pasos por curva), se conducen de una forma diferente a la de un automóvil convencional, teniendo en cuenta que sus reacciones ante cualquier tipo de maniobra que vayamos a realizar son completamente distintas. Es por ello que la perfecta colocación y sujeción de la carga tiene una gran influencia en el proceder del vehículo, pues de ello depende que llevemos o no una conducción forzada, lo que repercutirá directamente tanto en la seguridad en carretera como en el consumo de combustible.
Colocación de la carga en la furgoneta
Lo primero que tenemos que tener presente es que un vehículo comercial debe disponer de una serie de elementos que nos permita anclar la mercancía perfectamente en la zona de carga. En este sentido, hoy en día todos ellos cuentan con anillas de sujeción repartidas por toda la superficie del piso, las paredes laterales e incluso en el marco del techo. Los sistemas de carriles en las paredes también son una excelente solución para asegurar con flexibilidad la mercancía, de ahí que las correas con carraca resultan enormemente prácticas a la hora de fijar la carga.
Con todo, siempre deberemos ajustarnos al peso máximo autorizado de cada vehículo, para evitar sorpresas desagradables en forma de sanciones inesperadas. Además, tenemos que tener presente que al cargar el vehículo el reparto de masas varía dependiendo de cómo coloquemos los diferentes bultos, pues si lo hacemos mal el comportamiento de la furgoneta cambia considerablemente, sobre todo al negociar una curva o ante una frenada, lo que va en contra de la seguridad y de la eficacia durante la conducción. En este caso, debemos intentar distribuir la mercancía uniformemente para bajar el centro de gravedad lo más posible, colocando los objetos de mayor peso sobre la plataforma y entre los dos ejes.
Una vez cargado el vehículo, es importante adaptar nuestro estilo de conducción a las nuevas condiciones, siendo consciente de que las reacciones son más lentas y por lo tanto la distancia de seguridad ante posibles frenadas debe incrementarse. También la inercia en las curvas es mayor, con lo que es preciso disminuir la velocidad de entrada en las mismas.
Controlar la aerodinámica del vehículo
Por otro lado, conviene preparar el vehículo desde el punto de vista aerodinámico. Dado que las furgonetas cuentan con una superficie frontal mayor que en otros vehículos y por lo tanto su resistencia al avance es más alta (lo que equivale a un mayor consumo), es preciso que todos los elementos móviles de la carrocería estén en su posición, de cara a no penalizar aún más el gasto de combustible. Cerrar bien las puertas, llevar los retrovisores en perfecto orden de marcha o mantener las ventanillas subidas en la medida de lo posible son algunas de las pautas que debemos vigilar para no incrementar la resistencia aerodinámica. Ya sólo queda ajustar correctamente nuestro asiento, el volante y los espejos retrovisores para tener todo bajo control durante la marcha.
Consejos prácticos
- La utilización de los elementos de sujeción resulta imprescindible para la perfecta fijación de la carga y que ésta no se desplace durante la marcha. Utilizar las correas con carraca facilitará esta labor.
- Los bultos de mayor peso deben ir colocados sobre la superficie y distribuirlos uniformemente –al ser posible entre los dos ejes-, lo que ayudará a rebajar el centro de gravedad y a mejorar el comportamiento del vehículo.
- Para tener un mayor control sobre la marcha, debemos ajustar perfectamente asiento, volante y retrovisores.
- Al ir cargados, las reacciones del vehículo son más lentas, con lo que debemos reducir la velocidad durante la marcha.
- Todos los elementos externos de la carrocería deben ir perfectamente posicionados para no incrementar la resistencia al aire. Ventanillas subidas y nada del brazo por fuera.